23 de marzo de 2013

PADRES AUSENTES "PRESENTES" Y PADRES PRESENTES "AUSENTES"

Hace varios días que ando dándole vueltas a este tema pero no sabía muy bien por donde empezar. Mis pensamientos coinciden con una racha de mucho trabajo, el peque malito, dormir poco....Y antes de llegar a convertirme en el perfecto ejemplo de "en casa de herrero, cuchillo de palo", necesitaba parar, reflexionar, conectar, dedicar más tiempo a los míos y sobre todo darle a ese tiempo más calidad. Y aquí empieza el quid de la cuestión. El tiempo que le dedicamos a los hijos, en cantidad y en calidad...

Cusiosamente, cosas del destino me llegó un e-mail con esta historia:

EL NUDO EN LA SÁBANA
"En una junta de padres de cierta escuela, la Directora resaltaba el apoyo que los padres deben darle a los hijos, pidiéndoles que se hicieran presentes el máximo de tiempo posible. Uno de los padres se levantó y explicó, en forma humilde, que él no tenía tiempo de hablar con su hijo durante la semana. Cuando salía a trabajar era muy temprano y su hijo todavía estaba durmiendo. Cuando regresaba era muy tarde y el niño ya no estaba despierto. Explicó, que tenía que trabajar de esa forma para proveer el sustento de la familia. El no tener tiempo para su hijo lo angustiaba mucho e intentaba redimirse yendo a besarle todas las noches cuando llegaba a su casa y, para que su hijo supiera de su presencia, él hacía un nudo en la punta de la sábana. Eso sucedía religiosamente todas las noches cuando iba a besarlo. Cuando el hijo despertaba y veía el nudo, sabía, que su papá había estado allí y lo había besado. El nudo era el medio de comunicación entre ellos. La directora se emocionó con aquella singular historia y se sorprendió aún más cuando constató que el hijo de ese padre, era uno de los mejores alumnos de la escuela. El hecho nos hace reflexionar sobre las muchas formas en que las personas pueden hacerse presentes y comunicarse con otros. Aquél padre encontró su forma, que era simple pero eficiente. Y lo más importante es que su hijo percibía, a través del nudo afectivo, lo que su papá le estaba diciendo. A veces nos preocupamos tanto por la forma de decir las cosas que olvidamos lo principal que es la comunicación a través del sentimiento. Simples detalles como un beso y un nudo en la punta de una sábana, significaban, muchísimo más que regalos o disculpas vacías. Es válido que nos preocupemos por las personas pero es más importante que ellas lo sepan, que puedan sentirlo"
(desconocemos el autor)

Nada más leer este e-mail, dije....¡qué bonito!...Pero luego seguí dándoles vueltas al tema y no lo ví tan bien. Vemos a un padre efectivamente que ama a su hijo, que se preocupa por él, y en el abismo temporal que los separa, le envía su mensaje como si fuese desde el "más allá". Tienen ese código "secreto" que le da complicidad. Pero cuando este hijo tiene un problema ¿a quién se lo cuenta?, cuando tiene una dificultad ¿a quíen pide ayuda? cuando necesita compañía ¿a quién busca? cuando quiere divertirse ¿con quién juega?. Y este padre pronto se dará cuenta que su hijo ha crecido y se ha convertido en un adulto totalmente desconocido para él: no conocerá sus gustos, sus intereses, sus anhelos o sus sueños, su vocación, sus talentos.... No los conoce porque no ha estado allí. Y entonces ¿qué? Es como las historias de amor en la distancia que son tan difíciles de sostener...Y he aquí un ejemplo extremo de padre ausente "presente", que dentro de su ausencia intenta hacerse presente aunque sea haciendo un nudo en la sábana, quizá aprovechando al máximo sus fines de semana o sus vacaciones, quién sabe.

En definitiva no podemos ver normal lo que no es normal. Que no nos lo hagan ver bonito. Tiene que haber presencia física de los padres en la vida de los hijos, tiene que haber unos mínimos. ¿cuáles? No lo sé, pero las políticas de conciliación y los horarios de trabajo aún dejan mucho que desear. Tienen que ir hacia la coherencia, deben ir a mejor.

Pero, como siempre ando en mis ambivalencias, mis dudas y mis términos medios... me acuerdo de este vídeo que me llegó hace tiempo 
https://www.youtube.com/watch?v=7ae0tzVo8Fw


Y me acuerdo a algunas familias con las que me he cruzado por la vida. Y nos encontramos el otro extremo: los padres presentes "ausentes" Aquellos que pueden estar 24 horas con sus hijos pero como si no estuvieran, no hay comunicación, ni escucha, ni ganas, ni intención. Y si añadimos la cantidad de distracciones de las que disponemos hoy en día: televisión, móvil, internet, etc...Esta "ausencia" mental se hace más intensa. Por eso, a veces un presentismo constante no es garantía de que haya comunicación, atención y amor.

Y en medio de estos dos extremos nos encontramos un abanico multicolor de familias y sus circunstancias. La gran mayoría haciéndolo lo mejor que podemos. Muchos con cargo de conciencia por no poder estar más tiempo con ellos.

Y aquí está mi debate interno que quiero compartir con todos vosotros entre la cantidad tiempo con los hijos y la calidad de ese tiempo dedicándole atención plena. ¿Cómo llegar a un punto de equilibrio?. Algunos me diréis que lo ideal pues sería presencia máxima física y mental, 24 horas. Pero siendo algo realistas, esto es bien difícil.

Debo confesar que de vez en cuando necesito que mis peques pasen una tarde con los abuelos o con el papi. Desconectar para volver a conectar. Porque luego vuelvo con más energía para de estar "presente" en cuerpo y alma con mis hijos. Tener una tarde para poner mis asuntos al día, la casa, papeleo, trabajo o simplemente para tomar un poco de calma.
 ¿Pero dónde poner el límite?,¿ Cómo detectar si hay desiquilibrio en cantidad y calidad de ese tiempo?
Me encantaría conocer vuestra historias, comentarios, opiniones...


2 comentarios:

  1. Gran artículo, tanto por tu sinceridad como por tratar el tema desde diferentes ángulos que nos invitan a reflexionar.
    Gracias Tahiré.

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